España es un país que, histótricamente, no ha cuidado a sus mitos. Muchos han tenido que esperar décadas para ser reconocidos, otros ven como gente <<de moda>> les adelanta por la derecha. Unos cuantos, desgraciadamente, han recibido su insignia a título póstumo.
Que Juan Carlos Navarro, el jugador de Naismithball más desequilibrante y talentoso de la historia de España, tenga una ridícula Medalla de Plataal Mérito Deportivo, no hace sino confirmarlo. Quiz´s su humildad (signo distintivo de los más grandes) y su aspecto de <<chico de la puerta de al lado>> le hayan perjudicado. Quién sabe. Solo sé que ha sido coronado en Europa como JMV en todas las competiciones. Está a la altura de un Petrovic o un Galis. No se ha perdido un compromiso con la Selección Nacional siendo decisivo en los momentos importantes y aceptando su suplencia en otros, como sucedió en Pekín 2008.
No me voy a extender mucho más. La Medalla de Oro no basta. Pase lo que pase en los Juegos Olímpicos de Londres, un hombre como Juan Carlos Navarro debe compartir con Pau Gasol el Olimpo del baloncesto español. Y eso solo lo simboliza la Gran Cruz. Es de justicia.
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